ATERRIZANDO POR FIN.



Claro que estaba nerviosa, había pasado justo un año desde que le conocí, casi instantáneamente me había enamorado de él y sin embargo, nunca nos habíamos visto.

Llegue muy temprano al aeropuerto pero moneando y gastando el tiempo entré tarde en la zona de embarque. Una vez allí le llame y esa fue nuestra última conversación telefónica antes de despegar rumbo a su brazos.

El viaje aunque muy largo, se me hizo corto, me leí un libro y vi dos películas.

Llegamos y mi corazón comenzó a latir con fuerza. Rápido me puse en la cinta para coger mi maleta y correr a buscarlo y rápido vino mi maleta, pero un guardia aduanero me pidió que la abriera , eso se debía a que el queso que llevaba para mi amor era muy bueno e incluso a este agente le llegó el olor, pero muy agradablemente me dijo que no había ningún problema y me fui corriendo a buscarle.

Entonces no vi a nadie y me asusté, pregunte por su vuelo a un chico de por allí y este me indicó que no sabía nada , pero amablemente cogió mi maleta y me acompañó con la compañía que tenía que llevarme a mi hotel.

Pero entonces giré mi cabeza hacia la derecha y allí estaba él. Corrí a sus brazos y nos fundimos en un abrazo y beso eterno y maravilloso que aunque duró sólo unos segundos, para nosotros fueron horas, después de subir al autobús que nos llevaría a nuestro hotel, sólo recuerdo sus ojos, sus cara, sus palabras, ya que aunque el guia hablaba y hablaba, la gente a nuestro alrededor también comentaba, el paisaje se mostraba ante nosotros maravilloso. Yo en esos momentos sólo sentía, oía y percibía a mi amor.

Este fue el comienzo de nuestra maravillosa aventura, ese momento mágico que está marcado en nuestra piel como hierro candente de manera que ocurra lo que ocurra nunca desaparecerá.

Comentarios

Entradas populares de este blog

El horóscopo cariñoso

El Joven en el monasterio.

23 de abril, día del libro